"Si había algo de luz, era en Cuba"

"Cuando vine por primera vez, la sorpresa fue inmensa, porque ustedes los cubanos son como de otro planeta. Están todo el tiempo mirándote a los ojos, como si quisieran conocerte, solidarizarse con vos. 

No están midiendo con qué se van a quedar de ti, sino qué te pueden dar".

Así habla del pueblo cubano Paola Gallo Peláez, abogada y activista colombiana de visita en el país, delegada al VIII Seminario Internacional por la Paz y la Abolición de Bases Militares Extranjeras, que tuvo lugar en esta Villa Iris amada.Quien la ve andar por la vida, despreocupada, risueña, entusiasta, sensible ante momentos de indudable emoción, poco sabe de la grandeza de sus ideales, la vehemencia con que los defiende y la constancia de su trabajo, para materializarlos.

Colombiana de nacimiento y residente argentina por más de veinte años, ignora que, por llevar a Cuba viva en su alma y presente en su obra, es casi tan cubana como si aquí hubiera nacido, porque "es de cubanos soñar, resistir y vencer", siempre del lado del deber.Cubana por sentimiento

Su historia con la Mayor de las Antillas deviene tradición familiar. "Desde mi infancia, siempre que había en casa un debate existencial, político, ético o de cualquier tema, los ejemplos a seguir eran Fidel y el Che. Mis padres me enseñaron que eran como dos columnas morales en Latinoamérica, dos piernas que caminaban juntas.

"Por eso, cada vez que tenía dudas con respecto a algo, me dirigía a ellos. En tal circunstancia, el Che tuvo que hacer esto. ¿Y qué decidió? El Che decidió esto. Y Fidel, cuando tuvo que decidir en estas dificultades, ¿qué decidió? Decidió esto otro. 

Así se fue forjando mi profunda admiración por el pueblo cubano y su historia de solidaridad", relata.En 1997, pisa por primera vez territorio nacional, como delegada a participar del XIV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. 

No sabía, por aquel entonces, que su porvenir -personal y profesional- estaría ligado directamente a la mayor de las islas del Caribe antillano.

"Aquí conocí al padre de mis hijos, durante ese Festival. También me encontraba en Cuba cuando surgió la idea de crear el movimiento de solidaridad que dirijo actualmente, y es aquí, en este Seminario, donde venimos a defender la causa de miles de personas que no pueden alzar sus voces en denuncia", asegura.

Paola -como colombiana- sabe que "si existe algo de luz en el mundo, se encuentra en Cuba", porque "no hay otro país, como este, que se haya comprometido incondicionalmente desde hace muchas décadas con nuestro proceso de paz. Por eso me indigna tanto que haya sido incluida en los países patrocinadores del terrorismo.

"El Acuerdo de La Habana, de 2016, es muestra de esta labor por construir una paz estable y duradera en varios países del mundo, en especial Colombia. Además, el actual gobierno del Pacto Histórico, de Gustavo Petro, está hablando de paz total, y el pueblo cubano nos acompaña incansablemente en esa construcción colectiva", comenta.

Fraternidad argentino-cubanaCuando muere Fidel me encontraba en La Habana con mi esposo y mi hijo, participando en el Congreso Internacional de Abogacía, organizado por la Unión de Juristas de Cuba.

Al enterarnos de la pérdida, salimos a caminar, muy tristes, hasta que mi marido me dijo: ¿Qué vamos a hacer ahora que Fidel no está? Y me propuso construir un movimiento de solidaridad con la nación antillana", evoca.

Así, esa "gran orfandad" que sentía producto a la pérdida de un hombre que había iluminado toda su vida, se transformaba en una semilla creadora, "hasta que finalmente germinó -dice- en el legado de Fidel. Al regresar a Argentina, de conjunto con otros compañeros, nace el Espacio de Fraternidad Argentino Cubana, para demostrar que Cuba no está sola. No mientras recordemos al Comandante".

Poco tiempo después, y como por cosas del destino, Silvio Rodríguez visita Argentina, y -preparativos de por medio-, ofrece un concierto gratuito en los barrios de la Avellaneda delante de cien mil personas, aproximadamente. Se consagraba, entonces, la primera gran actividad de un proyecto que aún se encontraba en ciernes.

"El concierto dejó las expectativas muy altas. Queríamos que lo siguiente fuera del mismo nivel, o superior. Estábamos a meses de que se cumpliera el aniversario 60 de la Revolución Cubana, y decidimos hacer un audiovisual que reflejara la gran historia de solidaridad que mantiene Cuba con los países del mundo", testifica.

Cuenta que comenzaron a "entrevistar a los cubanos que conocíamos hasta que, con un amigo funcionario de la embajada de Cuba, descubrimos la historia de los niños de Chernóbil. Nos emocionó tanto que armamos el equipo y viajamos hasta acá.

"Pagamos este audiovisual de nuestros bolsillos, pero también con la solidaridad de muchos compañeros que nos dieron su aporte para venir hasta acá y estar quince días rodando, contando esa hazaña, en especial Ernesto Fontán, su director, porque sin él nada de esto hubiera sido posible", confiesa.

Tarará, la historia de Chernóbil en Cuba, narra cómo más de 20 mil niños, a inicios del periodo especial, fueron trasladados a Cuba para recibir atención médica, luego de la una explosión nuclear que liberara material radiactivo y afectara a miles de personas. La atención en la Isla es de las más grandes proezas de la solidaridad cubana de todos los tiempos.

"Este largometraje habla, además, de la gran injusticia histórica que comete Ucrania cada vez que vota en contra, o se abstiene, a la eliminación del bloqueo estadounidense en la Asamblea de Naciones Unidas, por encima de todos los niños ucranianos que hallaron salvación en manos cubanas", comenta.

Paola comparte que, como proyecto actual, sueñan con la realización de una película para contar el legado de la Operación Carlota, ayuda militar internacionalista prestada en Angola, porque "así está escrito en el corazón del pueblo cubano, que siente su humanidad reflejada en la defensa de cada ideal de justicia, sea quien fuere el dueño", asegura.Defender la paz en cualquier escenario 

A la VIII edición del Seminario Internacional por la Paz y la Abolición de Bases Militares Extranjeras, llega cargada de proyectos que defender. "Vengo a representar al Mopassol. Es el Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los pueblos de Argentina, miembro del Consejo Mundial por la Paz.

"Desde el Mopassol, defendemos que parte de la construcción de la paz mundial tiene que ver con eso de que mi humanidad está unida a la tuya. Cuando conectamos con otros, vemos nuestra humanidad reflejada. No te podemos hacer daño, porque nos estaríamos haciendo daño nosotros mismos. 

Entonces, trazamos caminos de amor y solidaridad, para salvarnos", afirma.Su lucha por la paz entiende la militarización de los territorios ocupados por bases extranjeras no solo como una violación a la soberanía de las naciones, sino, además, "como la actividad humana que más contamina, que más huella de carbono ha generado en los últimos años", porque sabe que, "si estamos ante una transición de la humanidad, esta transición debe ser hecha con justicia ambiental".

Los jóvenes también hallan espacio en su obra. Para cumplir este objetivo, como parte de las actividades del Seminario... visitó el Instituto Vocacional de Ciencias Exactas José Maceo, de la provincia, donde intercambió con estudiantes y profesores sobre los desafíos que les depara el futuro.

"Estos niños aprenderán a ser adultos en un escenario muy complicado. Van a convivir con cambio climático, pero también con transformaciones políticas, geográficas, que afectarán su día a día. Entonces, tendrán que ser muy lúcidos moralmente, para evitar que esa oscuridad los amenaza, los pueda convertir en monstruos", alerta.

Confiere gran importancia al motivo que la trae a Cuba, porque "vienen personas que representan historias de lucha por la paz, por la descolonización, incluso desde la Segunda Guerra Mundial, gente con una trayectoria inmensa con el Consejo Mundial de la Paz" y los pueblos del mundo "necesitan de esa sabiduría colectiva, saber cómo se hizo en otros momentos para poder estar preparados para los nuevos desafíos".

Paola, según afirma, continúa "sorprendida por la rareza del pueblo cubano. A ustedes no los mueve nada material. Cuando los miro, veo músculo médico, veo a la brigada Henry Reeve, a científicos pensando en vacunas, a profesionales que sueñan transformar el mundo y hacerle frente a todo lo que nos advirtió el Comandante. Y ¿cómo no? Si de él aprendieron", concluye.


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